miércoles, 5 de mayo de 2010

INTRODUCCIÓN

Es un hecho casi plenamente asumido por los responsables políticos de los países desarrollados que la ciencia y la tecnología son un elemento indispensable para la elaboración de políticas de fomento y desarrollo económico y social. Sin embargo, no existe unanimidad en los distintos países y entre los diferentes gobiernos respecto al grado de asunción de esta verdad. De ahí que se detecten diferencias en lo que concierne a la intensidad del esfuerzo -medido en inputs, tanto económicos como relativos a recursos humanos- que se debe aplicar en la promoción de la ciencia y la tecnología, así como en el modelo organizativo con que se pretenden afrontar estas políticas. Dicho en otras palabras, el reconocimiento de la carta de naturaleza de la política científica y tecnológica durante la segunda mitad de siglo ha venido acompañado por una profunda evolución de los principios que informan tales políticas.

Esta evolución crítica de la acción pública en ciencia y tecnología coincide además con la existencia de profundas convulsiones geopolíticas en la que las referentes han experimentado evidentes alteraciones, lo que ha conducido a una sensación de confusión y conflicto.

MEDIO AMBIENTE Y SOCIEDAD

Existe asimismo una creciente conciencia en las sociedades avanzadas acerca de la necesidad de considerar la conservación del medio ambiente como una gran prioridad política. Este planteamiento ha supuesto la incorporación de las cuestiones ambientales en la agenda política con la articulación de partidos políticos, asociaciones y grupos que enarbolan esta bandera y defienden las cuestiones de conservación y calidad del ambiente como el valor de mayor calado para la adecuada relación entre el hombre y la naturaleza por su incidencia en la calidad de vida de los ciudadanos. Es fundamental poner de relieve que estas posiciones que mueven y atraen una parte importante de las ideas y movimiento progresistas son, paradójicamente, profundamente conservadoras en lo que atañe al progreso en relación con la naturaleza. Prefieren lo que existe, el resultado de cuatro mil años de evolución, en el que han jugado un papel activo algunos de los problemas que denuncian -pero que ya no combaten-, antes que apoyar posibles desarrollos que tienen su raíz en nuevas expectativas tecnológicas. Prima la desconfianza como consecuencia de las negativas experiencias anteriores -catástrofes nucleares y marítimas; las graves repercusiones climáticas del uso de los clorofluorocarbonos y del masivo consumo energético; la acumulación de residuos, muchos de ellos peligrosos y, en todo caso, nocivos para el entorno; el uso indiscriminado de pesticidas-. Esta actitud pesimista penetra a través de todas las posiciones ambientalistas, independientemente de la mayor o menor racionalidad de sus posturas, lo que ha conducido a establecer como gran principio que la implantación de nuevas tecnologías no supone sólo beneficios sino que, por el contrario, puede estar en la base de nuevos -no deseados ni deseables- riesgos y eventuales perjuicios para la calidad de vida de los ciudadanos.

LA BIOTECNOLOGÍA, NUEVO PARADIGMA TECNOLÓGICO

La biotecnología se encuentra en el centro de un círculo, al que yo querría calificar de virtuoso, que recoge tanto reflexiones científicas que abarcan desde la gran variedad disciplinar de sus raíces hasta las orientaciones filosóficas y sociológicas relacionadas con el cambio científico y tecnológico, como preocupaciones e intereses económicos y sociales.

Uno de los primeros problemas de la biotecnología reside en su definición. La biotecnología es una tecnología emergente que, al mismo tiempo, arrastra un viejo pasado.(2) Comprende una amplia gama de actividades -producción de bienes y servicios a partir del potencial de los seres vivos- y en esta amplitud radican algunos de los problemas de interpretación. En algunas ocasiones, el término biotecnología se refiere a cualquier uso práctico de los organismos vivos. En otras ocasiones se utiliza de modo más concreto para referirse a las actividades que surgen por modificación genética de dichos organismos (a esta formulación se la conoce también como "nueva biotecnología").

BIOTECNOLOGÍA, MEDIO AMBIENTE Y PREOCUPACIÓN SOCIAL

Los ambientalistas, como reconoce Margaret Mellon (1991), se implicaron desde el primer momento en el debate referente a la investigación con organismos obtenidos por recombinación genética. El principal motivo de preocupación pública por la aplicación de la ingeniería genética estriba en la posibilidad de comercializar una gran variedad de organismos modificados genéticamente. Esta posibilidad puede entrañar la liberación de tales organismos en el medio externo, lo que incremente sin duda los riesgos, sobre todo cuando se compara con la investigación confinada en el laboratorio. A este problema primario se une el hecho de que la biotecnología, como paradigma tecnológico, se puede convertir en el soporte de nuevos ingenios e industrias que poseen la potencialidad de transformar amplios sectores de la sociedad y ejercer, consecuentemente, una clara influencia sobre el medio ambiente.

La intensidad de la preocupación de los grupos ambientalistas (ecologistas) por las eventuales aplicaciones de la biotecnología parece depender, por lo tanto, de la naturaleza y espectro de acción de las mismas.